¿Alguna
vez les ha pasado que si bien andan por lugares conocidos les parece
que estos fueran sitios diferentes y hasta desconocidos? como un déjà
vu pero a la inversa, una especie de Jamais vu. Es algo que suele
pasarme de vez en cuando, especialmente en los días muy nublados o
tormentosos, tal vez sea porque al cambiar la luz percibo las cosas
de una forma distinta, no lo sé con certeza. Lo que sí sé es que
son como momentos mágicos en los que suelo vagar mirando las cosas
con ojos y espíritu nuevos, apreciando el paisaje cotidiano bajo una
diferente y hermosa luz que resalta especialmente los detalles
pequeños, una gota de lluvia en una hoja, un reflejo en los charcos
o el fugaz vuelo de un gorrión. Hoy, luego de un día completo de
lluvia y bajo un cielo aún cargado de gris salí a caminar por la
ciudad y me encontré de pronto con esa sensación que les he
descrito y por un par de horas fui feliz andando por las calles,
descubriendo cosas conocidas, envuelto en una placentera sensación
de paz.
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