El
día amaneció gris, aún persistía una llovizna leve como corolario
de una noche de lluvia. Luego de desayunar liviano me calcé las
zapatillas y salí a caminar un poco, es algo que debo hacer
necesariamente por razones de salud, algo simple que no resulta fácil
debido a la ya larga cuarentena impuesta en razón de la pandemia de
covid19. Afortunadamente vivo en los lindes de la ciudad lo que me
permite el acceso a caminos despoblados en los que no me cruzo con
nadie.
Esta
vez tomé por un camino en subida hacia el oeste, no es un simple
paseo, trepo la cuesta a paso rápido, la respiración se altera, las
endorfinas fluyen, me siento bien.
Desde
arriba observo mi ciudad envuelta en el gris de la llovizna, parece
más hermosa aún que en los días con sol. ¿Hasta cuándo deberemos
seguir sin poder andar libremente por tus calles? ¿Cuándo nos
libraremos de estas cadenas de miedo? ¿Cuándo volveremos a vivir?.
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