Don
Worth fue un fotógrafo que se desempeñó como asistente nada menos
que de Ansel Adams. Lo que me atrae de su trabajo, además de la
calidad del mismo claro, es que gran parte de esa producción
fotográfica fue realizada en un pequeño jardín de su propia
quinta fotografiando sus plantas. Worth ha demostrado en mi opinión
que para hacer buenas fotos no es necesario viajar lejos ni descubrir
paisajes bellos o cosas extraordinarias. En estos días he tratado de
emular a este creativo fotógrafo, no en la calidad sino en la
intención de rescatar la belleza que está a nuestro alrededor y que
a menudo pasa desapercibida.
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